Septiembre para reinventarse

El verano se nos va… y estos últimos meses están siendo muy raros… En marzo la pandemia nos encerraba en casa ante el desconcierto de todos y el colapso de los hospitales. Obligándonos a parar nuestra rutina ajetreada sin remedio. Y tras semanas de hacer pasteles, deporte, videollamadas, directos en instagram y aplausos a las 20 horas en los balcones, en mayo empezó la desescalada y la llegada de la nueva normalidad.

Nos espera una larga temporada llena de mascarillas, que se han convertido en un complemento más, y distancia social. Y esto nos obliga a reinventarnos para poder seguir con nuestras vidas.

Personalmente, esas semanas en las que tuve el estudio cerrado, me sirvieron para reflexionar sobre mis objetivos, retomar nuevos proyectos que por falta de tiempo no habían visto la luz, y reencontrarme a mi misma.

En esos días mi estado de ánimo era una montaña rusa, (más de lo normal), pero a pesar de tener momentos de mucho entusiasmo y energía, la mayoría del tiempo era agobio e incertidumbre lo que sentía, ya que no veía posible seguir maquillando y siempre llegaba a la conclusión de que tenía que cerrar el estudio para recortar gastos, pero me veía de nuevo con mi maletín a cuestas y buscando un trabajo de media jornada. Créeme cuando te digo que no me parece una mala opción para nada, pero supone volver al punto de partida, y soy de las que opinan que hacía atrás solo se debe ir para coger impulso.

Y dándole vueltas a todo esto, volví al momento en el que empecé este blog, cuando no me sobraba el tiempo ni mucho menos, pero si que tenía ilusión para dar y regalar. Cuando a pesar de mi trabajo y mis hijos, sacrificaba cada rato libre para escribir un post o publicar en las redes cualquier foto, cualquier texto. Cuando mi nivel de exigencia solo eran los filtros valencia de Instagram y los selfies hechos con mi iPhone 5 recién estrenado.

Pero todo eso se fue quedado atrás… Han pasado los años y el blog, que al principio parecía que no me daba nada y me robaba tiempo, me. trajo mis primeras novias, mis primeros cursos de Automaquillaje, mis primeras horas en el estudio de mi querida compañera Gala, que se ha convertido en una de mis mejores amigas, mis charlas con mis compañeras de profesión y emprendemiento (no haces falta que las nombre a todas porque ellas ya saben quiénes son), mis formaciones, y mi estudio, con los cursos de automaquillaje en grupo y los cursos pro.

Y volvemos al estudio. Lo que empezó como un sueño hecho realidad, ya no fue tan bonito cuando en uno de mis mejores momentos profesionales, por no decir el mejor, viví mi peor momento personal desde la muerte de mi madre. Pero seguí adelante, luchando y trabajando, con entusiasmo e ilusión, pero sin motivación para avanzar en nada nuevo. Con todos los proyectos parados para un momento mejor, para un momento perfecto… Para mañana, o para el mes que viene…

Y así me pilló la pandemia, en stand by, en la calma de mi rutina diaria y mi precioso espacio, con mis clientas y mis alumnas. De nuevo en la zona de confort. Y sinceramente, me hubiera quedado allí, pero la vida me ha sacado de un empujón.

Y después de vivir mis momentos de drama, m di cuenta que no quería volver al principio, pero si que quería intentarlo más, y que es el momento de que vean la luz un par de proyectos que tenía en un cajón, y por qué no, un par de proyectos nuevos.

Siempre me ha gustado Septiembre, para mí el comienzo del curso escolar es el comienzo del año, y después de dos años de pasarme este mes trabajando sin parar, he podido dedicar este mes a materializar las cosas nuevas en las que he estado trabajando.

Porque como siempre le digo a mis alumnas. «Más vale hecho que perfecto»

Y ahora cuéntame, ¿para ti qué significa el mes de septiembre?

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